Un Proyecto de «Arquitectura Nacional»
Conocí personalmente a Alejandro Bustillo, gracias a Ernesto Katzenstein y los integrantes de «La escuelita de los arquitectos» 1 antes de los años 80. Bustillo tenía casi noventa años y su pasión por la arquitectura había dejado ya marcas definitivas en su figura longilínea, curvando su espalda tantas veces inclinada sobre la mesa de dibujo. Era un personaje solitario al final de una vida intensa que le concedió una prodigiosa capacidad de invención y producción. Con ese talento y a través de sus herramientas de pintor.) escultor y arquitecto, Bustillo intervino decisivamente los espacios de la naturaleza en los paisajes argentinos.
Veinticinco años pasaron desde que me entregó la custodia de su archivo de planos, tiempo que fue necesario para comprender el significado de la obra multifacética de un personaje arquetípico de la cultura argentina.) en un período decisivo de nuestra historia.
Estos años, medidos desde el momento de mi primer encuentro con Bustillo.) crearon el espacio y el tiempo para la revisión de los valores que él representó en la sociedad argentina de finales del siglo XIX y gran parte del XX.
De modo que, lentamente y a lo largo de este tiempo, recorrí sus edificios y monumentos, desde Buenos Aires a París, enfoqué sus obras desde los lagos o desde el océano Atlántico hacia la costa, midiendo la calidad del espectáculo creado y la transformación impresa al sitio tan definitivamente modelado. Éste es el caso de su excelente propuesta para el nuevo trazado de la costa atlántica que dio lugar a la creación de la playa Bristol para el turismo marítimo masivo.
Comprendí la genealogía de las ideas que se esconden en cada uno de los documentos, estudiando cada dibujo, observando los trazos de lápiz de la representación manual, las huellas de la tecnología aplicada, las palabras escritas en el borde de la hoja y las deslumbrantes imágenes que prefiguran la arquitectura que conocemos y en la que vivimos cotidianamente.
Como integrante del ejército de profesionales arquitectos que por el amor al oficio descubrimos un universo inexplorado de creación, me embarqué en la producción de este libro sobre la obra de Bustillo, consciente del privilegio que significaba contar con los testimonios originales de ella. Fue así como a partir de entonces seleccioné las imágenes de cada uno de los proyectos y redacté la historia y descripción de las obras correspondientes a cada capítulo, entendiendo que cada uno de ellos abarca algo más que un ejercicio puntual de arquitectura. Conté con el inigualable apoyo de José Manuel Bustillo (Pepe), arquitecto, nieto de Alejandro.
Como su título lo indica, nos encontraremos en este libro con proyectos argentinos que emergen de las ideas y planes para el país del siglo XX. En efecto, están aquí representados el carácter de la arquitectura pública. la invención de una monumentalidad para simbolizar la grandeza del país -de acuerdo con el modelo forjado por la generación del 80-, la búsqueda de un lenguaje propio para la transición hacia la contemporaneidad y la resolución de los primeros programas nacionales para el turismo creciente, el estilo de la construcción urbana y la implantación de conjuntos en la diversidad de paisajes argentinos.
Cuento esta historia con la mayor objetividad y cantidad posible de datos que me aportó la existencia del fondo de documentación de su obra -10.000 dibujos, 1.000 fotos-, patrimonio recibido de sus manos en 1982 para ejercer su preservación. una tarea que he cumplido lo mejor posible, paralelamente a mi trabajo de arquitecta, para ello fundé una asociación civil -ARCA- en la que se investigó, restauró. Registró y difundió su contenido con la colaboración de un grupo de amigos y especialistas en conservación.
El diálogo que mantuvimos con Bustillo en encuentros periódicos durante los años finales de su vida y la posibilidad de interrogar a su descendencia, así como a algunos de sus dientes más asiduos, han sido esenciales para la redacción de los nueve capítulos que describen el origen de cada proyecto.) de cada sitio y de cada idea.
La realización de este libro marca un final al compromiso que concerté con Bustillo en esos días, en los que comprendí algunos temas vitales de nuestra cultura arquitectónica. Aquí están los testimonios de su trabajo, para los estudiantes, investigadores y arquitectos, Y,) especialmente, para todas aquellas personas que formaron parte de estos proyectos nacionales -o sea, la población de este país y sus descendientes-, para los que ya los olvidaron y para los que nunca los conocieron.
Dejo, pues, a Bustillo como lo encontré, sentado en su escritorio, respaldado por una pintura suya, un torso femenino desnudo, a modo de aureola sobre su cabeza de rasgos tan definidos, el inmenso jardín a su izquierda, mientras las palabras que entonces me dijo acerca de la Belleza y el Hacer tejen pronósticos sabios sobre el futuro y siguen presentes en mí con toda su vigencia.
Martha Levisman Marzo de 2007
'«La escuelita» fue un lugar de alternativa para la investigación y aprendizaje de la arquitectura durante la última dictadura militar. Integrada por los arquitectos Solsona, Vignoly, Liernur, Díaz y Katzenstein como docentes, recibió una cantidad importante de alumnos que aspiraban a continuar y profundizar sus conocimientos con los más aptos profesores, todos renunciantes de la Universidad durante ese período.
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